domingo, 3 de abril de 2016

Inventando juegos

La lluvia nos invita a vivir el día de otra manera, la lluvia nos obliga a que seamos ingeniosos.

Como el clima no ayudaba a que podamos disfrutar el fondo de casa; abrimos el arsenal de libros, juegos y juguetes. Eran las diez de la mañana y ya se había aburrido de todo. El único remedio era inventar un juego.

Saltar al animal

Desplegamos tarjetas con dibujos de animales sobre el piso blando y saltamos al animal que se nombraba, tratando de que los saltos no sean desmesurados.

Escondida prohibida

Mi hija me lleva al lugar donde tengo que esconderme, me señala el lugar, inspecciona que me esconda correctamente, verifica que me va a costar salir con facilidad y sale corriendo a revisar alguno de los lugares que tiene prohibido. Aunque no estaba planificado, parece que este juego tiene premio. Se ganó un postrecito, una barrita de cereal y un diccionario ilustrado que le estaba guardando para cuando sea más grande.

Carrera de obstáculos

Reorganizamos algunos muebles de la casa y trazamos un curso. Trepar los puffs, avanzar rolando sobre el piso blando y pasar por debajo de un túnel de sillas. Iba ganando yo hasta que me trabé con una silla y me la llevé puesta a caballito. Obvio, quedé descalificado.

Gracias a estos nuevos entretenimientos, llegamos muy tranquilos al almuerzo y la siesta se adelantó.

Si bien son juegos simples, la que los inventó fue mi hija, yo sólo les puse el nombre. Cuando parece que estamos atrapados por el aburrimiento, ella siempre sabe ingeniárselas para que yo aprenda a divertirme.

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